sábado, 10 de enero de 2015

Niebla y olvido

Exhalar es mi manera de vaciarme
los suaves perfumes que traen desde lejos
las minutas de la memoria.
Como espasmos indoloros,
como escalofríos recubiertos de aromas,
que desabrigan un tiempo abandonado,
abandonado por la prisa de los miedos,
los desatinos, la incrédula juventud.
¿Por qué temerle al olvido?
su riesgo fortuito y abismal.
El olvido concedido es un bálsamo,
un suspiro cicatrizante.
Mas el ajeno es frío, tan frío e inquietante
como la niebla, esa que siempre te abraza
y me abraza aún ya estando herméticos,
sumidos en su profundo y sabio abismo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario