martes, 27 de septiembre de 2011

Oportunamente hoy

Resbalo. Despacio.
El ácido, agrio y áspero fulgor de la ingenuidad me grita.
Hoy probé lo amargo que podés ser.                                                         
Porque esta vez no me apresaron tus palabras.
Ni me hipnotizaron los ojos extintos en tu rostro pálido.  
Hiciste que mis pestañas se inclinaran suplicantes ante tu indiferencia.
Hoy  cayó el telón y me mostraste el truco.
Me enseñaste que debo desconfiar de tu amabilidad difusa.
Y al abrir mis sentidos: vacío, agua salada, soledad.
Mi fortaleza se trasmuto en desilusión.  
Me convenzo, de nuevo…
Me desato las añoranzas, las esperanzas falsas.
Destilo tus trampas y me hundo…
Me resbalo. Deprisa para caer en la nada.    
                                                                    

viernes, 9 de septiembre de 2011

Despedida

Dejá que duela, dejá que arda.
Sentí el ácido inevitable de la ausencia
De la pérdida de certeza.
La frialdad penetrante de su mirada.
Los espasmos compulsivos que anhelan su tacto.
Disfruta el vértigo de la angustia.
No le temas a la demora de otros labios.   
Arráncate las pestañas, como símbolos del recuerdo.  
Permití que el rencor penetre tu ombligo.
Confesa tus miedos, atropella los tormentos.
No desconfíes de la sabiduría del tiempo.                                     
Mujer hermosa, mujer poderosa.
Que con dolor das vida a la vida.
Retirá la humedad de tus ojos.
Volve abrir los brazos a lo desconocido.
Volve a entregar tu pasión sin recelo.
No tengás miedo de caer de nuevo.
Agarrá tu caracola. Ponete tus aromas.
Tírate. Pero antes, decí adiós con esa última lágrima.