En mis tiempos de lucidez, cuando las luciérnagas todavía brillaban.
La simplicidad se disipo. En un instante.
La calle dejo de ser de piedra.
Los árboles fueron degradados a recuerdo.
Ni el río ni las piedras son soporte de mis anhelos.
La oscuridad ya no resulta tenebrosa, pero si aún la soledad.
Todo ha sido transformado…y el universo me ha incluido en su invención.
Sin embargo, continúo contraponiéndome a sus disposiciones.
Lidiando con un destino invisible.
Lejos de lo que fui.
Lo que soy.
Lo que soy.