Seguís siendo el mayor motivo de mis poesías.
Llenaste mis días de gestos que hoy están repletos de tus recuerdos.
Aparecen tras la puerta, en el verde olivo y en el bigote de mi pared
En una caja con tus cartas y carpetas de fotos en la PC.
En mi ego la huella de mi traspié sellada con tus palabras distraídas
No esperaba el desprecio, la indiferencia sosegada. Ni tu ausencia.
Me encontré errada al anhelar una mirada ya olvidada.
Para vos soy una herida, un sentimiento obligado a sanar.
Para mí, incontables sonrisas, abrazos de oso, ojos de aceituna
pasión con los bolillos, paciencia, labios de algodón de azúcar
azúcar, mucha azúcar, siempre más de tu parte que de la mía.
Somos un futuro deshecho antes de ser.
Nuestro amor es analogía de un aborto inducido.
Los días calurosos no me bastan para quitarme el frío criminal.
Porque la soledad se mantuvo invisible, aguardando la huida.
Junto a vos crecí, sujetaste fuerte mi mano hasta que me solté.
Y te escapaste de mi vida cuando yo elegí correr.
Pero la carga es pesada y debo irme lejos.
Sin tu mano en mi mano.
Sin mis yemas en tu espalda.
Sin tus labios en mi mejillas.
Descolgaré los besos y los guardaré en los buenos recuerdos.
Es este el desalojo para la nostalgia.